09 outubro 2011

 

Um poema de Nicolás Guillén

Lembrei-me deste poema de Nicolás Guillén (sabe-se lá por quê).

SOLDADOS EN ABISINIA

Mussolini.
Sobre el puño, la barba.
Sobre la mesa, en cruz,
África
desangrada.
África verdinegra y azulblanca
de geografía y mapa.

El dedo, hijo de César,
penetra el continente:
no hablan las aguas de papel,
ni los desiertos de papel,
ni las ciudades de papel.
El mapa, frío, de papel,
y el dedo, hijo de César,
con la uña sangrienta, ya clavada,
sobre una Abisinia de papel.

Qué diablo de pirata,
Mussolini,
con la cara tan dura
y la mano tan larga!

Abisinia se encrespa.
se enarca,
grita,
rabia,
protesta.
Il Duce!
Soldados.
Guerra.
Barcos.

Mussolini, en automóvil,
da su paseo matinal;
Mussolini, a caballo,
en su ejercicio vesperal;
Mussolini, en avión,
de una ciudad a otra ciudad.
Mussolini, bañado,
fresco,
limpio,
vertiginoso.
Mussolini, contento.
Y serio.

Ah, pero los soldados
irán cayendo y tropezando!
Los soldados
no harán su viaje sobre un mapa.
sino sobre el suelo de África,
bajo el sol de África.
Allá no encontrarán ciudades de papel;
las ciudades serán algo más que puntos que hablen
con verdes vocecitas topográficas:
hormigueros de balas,
toses de ametralladoras,
cañaverales de lanzas.
Entonces, los soldados
(que no hicieron su viaje sobre un mapa),
los soldados,
lejos de Mussolini,
solos;
los soldados
se abrasarán en el desierto,
y mucho más pequeños, desde luego,
los soldados
irán secándose después lentamente al sol;
los soldados
devueltos,
los soldados
en el excremento de los buitres.


("Cantos para solddos y sones para turistas")





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